En esta década se distinguen dos periodos:
·
El
primero, hasta comienzos de la Primera
Guerra Mundial,
se caracteriza por ser el apéndice de la moda recargada propia de la Belle Époque, así como por la
aparición de una silueta que tiende hacia la verticalidad en la mujer (se ponen
de moda los corsés rectos y largos y las faldas con poco vuelo y acompañadas de
una sobrefalda) y al orientalismo.
·
El
segundo abarca todo el conflicto antes citado y se caracteriza por la aparición
de modas mucho más cómodas para la mujer (faldas con vuelo que se acortan hasta
casi media pantorrilla y cuerpos mucho más amplios), debido al hecho de que
éstas tenían que suplir la falta de mano de obra masculina en los puestos que
estos antes ocupaban. Como causa de esta comodidad en el vestir, tenemos la
moda andrógina propia de los años
veinte.
En esta época la moda fue muy influyente, ya
que marcó la división de clases: solo las clases
sociales muy altas podían importar sus vestidos o las telas de Francia, con tal de estar a
la moda. Las clases medias pretendían seguir este modelo, pero sus recursos no
eran suficientes para mandar hacer su costo modelo de vestido tan
caro en las grandes casas de costura en París.

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